Sistema Educativo y Pensamiento Creativo

Jun 30, 2024 | Columna Rector

La última edición de la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) de la OCDE, correspondiente al año 2022, y cuyos resultados fueron liberados unos días atrás, evaluó, además de las tres competencias troncales habituales, es decir, matemáticas, lectura y ciencias, dos competencias innovadoras para esta prueba, tales como el pensamiento creativo y la competencia financiera.

En relación al pensamiento creativo, objeto de esta columna, PISA se propuso medir la capacidad de los estudiantes de 15 años de edad, de diferentes países del mundo, para responder a las demandas de un mundo en constante cambio, donde la innovación y la creatividad son elementos claves para la adaptación a los desafíos actuales y futuros.

Los resultados de esta primera medición internacional son de elevado interés para las políticas públicas educativas y por supuesto, para cada una de las comunidades educativas de nuestro país y de nuestra región. En primer lugar, cabe destacar que Chile se ubica en la posición 26 de un total de 64 países participantes en la medición, por sobre el resto de los países latinoamericanos, al nivel de países como Italia y Croacia. Los países asiáticos, tales como Singapur y Corea del Sur, sin sorpresas, lideran nuevamente el ranking.

En segundo lugar, y más allá de la posición de Chile en el contexto internacional, llama la atención, positivamente, que, en nuestro país, mujeres y hombres tienen resultados similares, lo cual indicaría, de manera preliminar, que la brecha de género, tan presente en otras mediciones, tales como matemáticas o ciencias, en este ámbito no se materializa. Ambas son buenas noticias para Chile.

Finalmente, la prueba PISA muestra también un resultado muy interesante, y es que, en este caso, no es un prerrequisito ser un estudiante con excelentes resultados académicos para ser un estudiante con pensamiento creativo elevado. En otras palabras, si bien un dominio mínimo de las materias básicas se impone, cualquier estudiante tiene un potencial de pensamiento creativo a desarrollar.

Esto último constituye una oportunidad y un desafío para los colegios. Al respecto, cabe preguntarse: ¿por qué medir el pensamiento creativo, y de qué manera pueden las comunidades educativas promoverlo y desarrollarlo?

La medición del pensamiento creativo es relevante porque no es posible pensar el mundo de hoy sin la aportación de nuevas ideas o el perfeccionamiento de las que ya existen. En este sentido, el pensamiento creativo ha sido ampliamente reconocido como una habilidad fundamental para el éxito individual y colectivo en el mundo cambiante en el que nos desenvolvemos. Un mundo en constante mutación, y con altas dosis de incertidumbre, requiere del desarrollo de competencias tales como el pensamiento creativo, en especial si consideramos los desafíos que nos presentará, de manera cada vez más permanente, por ejemplo, el uso de la inteligencia artificial.

Generar ideas, probarlas, perfeccionarlas, y modificarlas mediante el análisis crítico y la evaluación, para poder comunicarlas de manera clara para solucionar un problema, constituye el corazón del pensamiento creativo, según la Organización del Bachillerato Internacional. Para desarrollarlo y fomentarlo entre los estudiantes, a nivel escolar, no existen recetas que se puedan aplicar a la carta. Sin embargo, la literatura especializada, todavía incipiente en estas materias, coincide en considerar, en primer lugar, el pensamiento divergente y la indagación como elementos de base para desarrollar soluciones innovadoras a los problemas o situaciones planteadas a los estudiantes. En segundo lugar, destaca el lugar que ocupa la experimentación, la cual permite manipular estas ideas para aportar soluciones nuevas. Finalmente, una fase amplia de reflexión, para evaluar el mérito de la idea, y de elaboración, para comunicar estas ideas de manera clara y pertinente.

La invitación para los colegios está sobre la mesa, y debemos hacernos cargo.